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FRAPOM (Frente Revolucionario Artístico Patria o Muerte)

FUNDACULTURA Y SUS TRABAJADORES(AS) CONTRA LAS BALAS DE LA INTOLERANCIA

 

            Dicen por ahí que quien se la quiera dar de intelectual, lector, sabio, inteligente recurre, en algún momento, a la conocida frase “Cuando oigo la palabra ‘cultura’ saco mi pistola” (o alguna de sus variantes), atribuida a los temibles miembros de la cuadrilla de Hitler: Göering, Hans, Goebbels o Himmler. Uno de ellos pudo haberla dicho (incluyendo al mismo Fuhrer). Hay quienes creen que le pertenece a Millán-Astray, aquél militar del ejército de Franco que, al parecer, gritó “Muerte a la inteligencia” (o algo así), en el fragor de la Guerra Civil Española cuando los  falangistas perseguían a republicanos y comunistas para asesinarlos como hicieron con el poeta-dramaturgo Federico García Lorca y casi hacen con Unamuno (así son los cobardes). O sea, según la historia, aquélla expresión es de origen nazi-fascista (y en eso sí como que hay consenso). Así que, si hubiese salido de boca de Mussolini igual le cuadraría. Ah, pero, también le sonaría al pelo a cualquiera de esos gangsters de la Cossa Nostra neoyorkina y hasta a un capo de ficción como Don Vito Corleone (el famoso Padrino). Ahora, como aquí nadie se va a lucir con frases domingueras ni con nombres rimbombantes, toquemos el tema en concreto.

 

            En la Valencia del Rey, la de Carabobo, en el santuario de la Cosiata y cuna del traidor Miguel Peña, hubo alguien que no sólo desenfundó el arma sino que disparó contra la cultura: Miguel Cocchiolla  liquidó la Fundación Para La Cultura De Valencia (FUNDACULTURA) de un balazo (plumazo es que es la vaina), echando a la calle a trabajadores(as) y negándoles sus derechos laborales, a la  vez que negándole el derecho a la ciudad de gozar de un beneficio común como lo es el brindar alternativas espirituales, recreativas, de esparcimiento, de crecimiento colectivo en cuanto a presenciar manifestaciones culturales de diversos tipos, creaciones,  propuestas artísticas provenientes del teatro, la música, la danza, las artes  visuales y audiovisuales, la literatura, la artesanía, entre otras formas de expresión creadora. De este modo, seguirá siendo esta capital de estado sólo un referente taurino e industrial, consolándose con su Magallanes del alma. Pero, sobre todo, continuará persistiendo la selva de cemento con sus centros comerciales, sus negocios y urbanismos anarquizados, por encima de la humanización que requieren sus espacios y su gente, según se desprende de ese decreto del burgomaestre dedicado a la explotación y compra-venta de la madera y la construcción de inmuebles.

 

            Pese a todo, el silencio de la valencianidad rancia y goda, del Carabobo cosiatero, es un emblema de la alcahuetería y la indolencia. Esta gente hipócrita vive dándose golpes de pecho invocando a la Virgen del Socorro y añorando momentos para estrenarse trajes y perfumes en una exposición de pintores consagrados, en un estreno coreográfico de las academias de baile, un concierto de la orquesta sinfónica, el bautizo de un libro de un intelectual también consagrado, de una presentación de una actriz o un actor con cartel televisivo (preferiblemente de Caracas). No obstante, ante semejante afrenta al hecho cultural, ha optado por los labios apretados, la tecla nula, los ojos hacia arriba (mientras silba  y se mete las manos al bolsillo), es decir, la mudez, pues; simplemente para que uno de ellos (el capo Michelle) no se vea perjudicado ni tocado por el pétalo de una protesta. Carajo, pero, es que también callan los opinadores  y criticones de oficio que siempre guardan balas para quienes construyen y son capaces de mostrar resultados. Estos lengüeteros que se autoconsideran de vanguardia y se ungen de infalibles en sus cónclaves denigrantes, en cuyas conversas etílicas la moral de los demás rueda por el piso, incluyendo a las damas  (menos las de ellos), esos cagatintas inorgánicos (ni a “intelectuales” llegan) se han sumado al coro silente de la burguesía local. A lo sumo, apenas han llegado al susurro feisbuquero, sin mucha bulla.

 

            Uno hurga en las razones por las cuales esto ocurre y se imagina “asuntos presupuestarios”. ¿De verdad? ¿En una ciudad con tantas entradas de dinero por impuestos? Descartado. ¿Retrogradismo con neoliberalismo? Eso sí, compañeros(as). Al capitalismo poco o nada le importa la gente, salvo para acumular riquezas,  mediante la explotación, haciendo del dinero el templo de las guerras y la miseria de los pueblos. Nada extraña que terminen privatizando hasta los poemas de Luis Augusto Núñez. En contraste, hoy en Valencia, la basura cunde por calles, plazas y avenidas, sumada al creciente cardumen de huecos en la inmunda ciudad; a la anarquía del transporte privado (mal llamado público); al incesante flujo de indigentes disputándose los restos de comida con los perros; a choros, charleros  y exbuhoneros (convertidos en bachaqueros) mercadeando hasta el saludo. Sin duda, relegados de un sistema que vuelve cosa al ser humano. Y es ahí donde interviene la capacidad creadora de la gente para enfrentar la crudeza de una realidad que golpea y aniquila. Es ahí donde el arte es escudo y brazo armado contra la tristeza y la muerte. Es ahí donde los quehaceres culturales surten de herramientas constructivas a quienes ejercen el trabajo operativo o de prestación de servicios, siendo el(la) artista y el(la) promotor(a) cultural un(a) trabajador(a) más (aunque lo nieguen los adoradores de la fama y el estrellato). Esa necesidad de no sólo vivir del pan ha recibido un tiro en la sien.

 

            Lo que no sabe el puñalero mimado de la godarria es que los(as) trabajadores(as) injustamente cesanteados(as) de FUNDACULTURA están en pie de lucha, junto a los(as) hermanos(as) del I. P. F. Teatro Municipal de Valencia (quienes cobran por debajo del sueldo mínimo, sin bono de alimentación). Ese desprecio a la cultura de un representante de la mafia de la construcción y la madera, disfrazado de alcalde con una gestión ladrona y mediocre, tendrá que comparecer ante los organismos competentes para dar la cara por su abuso y bajeza. Desde el Frente Revolucionario Artístico Patria O Muerte (FRAPOM), la Plataforma Socialista Golpe de Timón (PSGT) y la Red Nacional de Teatro y Circo – Capítulo Carabobo, extendemos nuestros brazos solidarios a esas madres y padres que están siendo víctimas de la intolerancia fascista a través de un despido patronal injustificado; elevaremos nuestra voz y estaremos con ellos(as) hasta tanto se restituyan sus plenos derechos laborales; más aún, continuaremos y profundizaremos  las acciones emancipatorias de los(as) trabajadores(as) del arte ante este nuevo ataque de la estupidez “ilustrada”, el cual servirá de marco para plantearnos la forma revolucionaria de ejercer el poder: la administración de los recursos públicos en manos del pueblo organizado y su capacidad de crear condiciones de producción. Vamos pa esa, Al Capone...

 

PD: Según reportes de los mismos trabajadores, parece que el maula inquilino del palacio del gobierno local está jugando a la muerte de los animales del acuario para cerrarlo también. Cero alimentos, cero medicinas para los ejemplares en cautiverio. Esto equivaldría a más desempleo, más atraso urbano y más indolencia. Hasta las toninas tienen más cerebro... 

Oswaldo Blanco

Valencia; octubre de 2017 

 

 

 

 

 

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