Sobre la tarima de FRAPOM

 

Cuando en un país se construye un teatro 
se construye un espacio para la paz
y este esfuerzo que se hace en Frapom
de construir de un cine en ruinas
en el centro de Valencia, que dejó de ser centro
para transformarse en epicentro oprobioso 
de putas y travestís, es una hazaña y más aún,, recuperarlo de sus fantasmagoría
y transformarlo en un espacio para el respiro
para la conciencia, para los artistas todos;es un acto inédito que tiene que verse más allá de esa envidia estúpida.

Bogotá transformó su centro, en el centro hermoso de su pasado, cuando estaba perdido en la miseria humana…Le dieron humanidad y belleza con una sola cosa, con el Teatro La candelaria.
Ridículo refaccionar una iglesia para estar bien con la godarria y a una cuadra parir una tabla para construir un sueño…un sueño que tiene nombre propio. El Teatro Insurgente Cristóbal Ruiz. 
Y no es tan solo insurgente por lo ideológico, es insurgente por hecho propio, contra los que gastan y gasta para hacer un teatro privado o mantener la joya arquitectónica que le pertenece a la burguesía supina e ignorante de la que aún se jacta de llamar a Valencia, La Valencia del Rey como símbolo de linaje perruno , supurante y sanguinolento , razón por la que quitaron como identidad nuestra a la Venus de Tacarigua.

Nadamos a contra corriente y lo sabemos; pero nadamos, dando saltos como el salmón, porque sabemos que es la única forma de sobrevivir y sabemos igual que no estamos solo, nuestro telón de fondo es una plataforma popular de colectivos que respiran oxígeno revolucionario sin aspavientos. Aquí esta plasmado… Y ES SOLO EL COMIENZO.…

William Urdaneta.