La misión con Robert de Niro y Jeremy Irons esta hoy en el Cine Club Daniel Valenzuela del CAVAM

Funciones mañana y tarde de martes a viernes frente a la plaza Bolívar

 

La película La misión, inspirada en la intensa vida del misionero jesuita y escritor peruano Antonio Ruiz de Montoya, con el telón de fondo de la lucha entre las monarquías absolutas europeas y el poder detentado por la Iglesia, será proyectada durante esta semana desde el martes 14 al viernes 17 de junio con dos funciones diarias a las 10:30 de la mañana y a las 2:30 de la tarde, en el Cine Club Daniel Valenzuela, en una iniciativa de Fundacultura Valencia y el Centro de Artes Vivas Alexis Mujica, ubicado frente a la plaza Bolívar. 

Esta producción británica, dirigida por Roland Joffé en 1986, cuenta con las actuaciones de Robert de Niro, Jeremy Irons, Ray McAnally, Aidan Quinn y Liam Nelson, entre otros, con un guión de Robert Bolt, la música magistral de Ennio Morricone y fotografía de Chris Menge, y fue ganadora de los premios Óscar; a la Mejor fotografía; premio Palma de Oro del Festival de Cannes; 3 premios BAFTA, al Mejor actor secundario, Mejor montaje y Mejor música; premio David di Donatello, al Mejor productor extranjero y, premio Globo de Oro, a la Mejor música y Mejor guión. 

La información fue Guillermo Vizcaya, presidente del ente cultural adscrito a la Alcaldía Bolivariana de Valencia, explicó que el Cine Club Daniel Valenzuela funciona en el CAVAM como alternativa a las salas comerciales, al proponer material audiovisual liberador y que contribuya a la formación de criterio consciente a favor de las luchas sociales, en este caso una revisión histórica de los sucesos ocurridos en la desembocadura de Río de la Plata afectados por las grandes disputas eurocentristas. 

El largometraje, tiene como telón de fondo el tratado hispano lusitano de 1750, por el que se dirimió momentáneamente la disputa por la Colonia del Sacramento y la lucha entre las monarquías absolutas europeas y el poder detentado por la Iglesia centrado en la Compañía de Jesús. Por entonces observaban, los reyes católicos europeos, la figura papal más como un príncipe soberano que la de un pastor de almas, con lo que los jesuitas eran vistos como los representantes de un estado dentro de sus dominios. 

Biblia y flauta en la selva para atraer

a indios guaraníes a la fe y civilización 

La película comienza junto a las Cataratas del Iguazú, donde los misioneros jesuitas intentan atraer a la fe y la civilización a los indios guaraníes, que vivían en la selva. Tras el fallecimiento, como mártires, de algunos religiosos de la Compañía, el P. Gabriel (Jeremy Irons), encabezará la labor pastoral en solitario acompañado de una Biblia y un instrumento de viento. 

Poco a poco su labor va adquiriendo cuerpo hasta que, pasado el tiempo —apoyado por otros sacerdotes y hermanos jesuitas— logra crear las reducciones o misiones en la zona. Estas fueron una especie de comunidades auto suficientes donde los indios eran evangelizados —apartándolos de sus temores paganos— y enseñados en las destrezas técnicas y culturales europeas en el uso de herramientas para la agricultura, la música, etc. además de protegerlos de los tratantes de esclavos. 

Negocio lucrativo de la esclavitud

a través de la caza furtiva de indios 

Esta última práctica estaba prohibida por las Leyes de Indias dictadas por los reyes de España, pero, en aquel lugar tan apartado del mundo y con la sustanciosa compra-venta que hacían los vecinos portugueses de los indios capturados (en territorio luso sí que estaba permitido), las autoridades locales españolas no sólo hacían omiso de la ilegalidad de estas prácticas, sino que se lucraban con ello. 

En el medio de esta labor misional, surge el personaje de un cazador furtivo de indios, el capitán Rodrigo Mendoza (Robert De Niro), que la traición nacida entre su amante y su hermano, arrastrará a una confrontación fratricida con resultado de muerte, fruto del duelo librado entre ellos. Mendoza se derrumba física y psicológicamente, siendo acogido por la orden jesuita en la ciudad. 

El P. Gabriel le invita a la reconciliación con Dios, con los indios guaraníes y consigo al proponerle ir con él a la selva y ayudar a la labor que llevaban a cabo en una de sus reducciones. El capitán acepta, cargando voluntariamente con sus armas y bagajes, por un territorio accidentado, hasta donde viven libremente los guaraníes. Allí es perdonado por estos —que lo reconocen— y liberado espiritualmente de toda carga pasada. 

Los paraísos terrenales

no le convienen al Vaticano 

La labor misional va viento en popa, hasta que la situación geoestratégica internacional nubla aquel paraíso en la tierra. El nuncio de Su Santidad, cardenal Altamarino (Ray McAnally), es enviado a aquellas tierras para hacer desaparecer las reducciones jesuitas a través de la vía diplomática y no soliviantar a las potencias de España y Portugal. 

La supervivencia de la Compañía está en juego en todo el orbe católico. A pesar de todo ello, los misioneros, le enseñan la magnífica obra realizada —que en la película es magistralmente elevada al éxtasis con la música de Ennio Morricone— con el objetivo de hacerle desistir de sus propósitos.