LOS AVANCES DEL C.T.A ESTÁN VOLVIENDO LOCO A MÁS DE UNO

En materia Cultural 

SALAS RÓMER: COMO BACHACO SIN ANTENA

La desesperación embarga a la derecha cultural que dirige el gobernador Enrique VIII Fernando VII Salas Römer. La reciente adscripción de setecientos artistas en el Consejo de los trabajadores del arte, ha despertado toma de decisiones por parte del gobernador, una campaña comunicacional de manos de Alfredo Fermín, y un comportamiento errático que los tiene como dicen “de pata y cabeza” buscando cómo sacar del subsuelo a una gestión cultural que con Cora Páez no levantó vuelo.

Setecientas personas que trabajan con el mundo del arte (en Valencia) han decidido asumirse como trabajadores y no como seres sublimes, ante esto, la respuesta de Alfredo Fermín “el paladín de la cultura” es la siguiente:

Francisco Bugallo, por quien guardamos admiración por su calidad humana y por su espléndida obra artística, está  promoviendo un encuentro de creadores regionales para que expongan ideas que permitan la unificación (…) La iniciativa es plausible, pero difícil, por la invasión que tiene actualmente el sector cultural por personas que, por simpatizar con un movimiento político, se creen con derecho a que, cualquier disparate que se les ocurra, sea considerado una obra de arte (…) Algo que jamás podría ocurrir en las grandes ligas o en la música donde quien no tenga una sólida formación académica no entra a formar parte de una orquesta sinfónica o de cámara porque desafinaría (Alfredo Fermín diario El carabobeño, A-7  28 de Agosto de 2011)

Palabras más, palabras menos, Alfredo –quien no es enemigo, solo hago un análisis crítico de uno de sus artículos- comenta el intento de Bugallo fuera del consejo y se refiere al consejo de los trabajadores del arte como setecientos invasores en el mundo cultural que militan con un movimiento político: El movimiento de considerarse trabajadores y tener derecho a una seguridad social, a una protección de su trabajo y a participar en las políticas públicas en materia artístico-cultural. Además de eso, considera que los que no tienen una sólida formación “académica” en arte, no tienen ese derecho, razón por la cual Gabriel García Márquez al no ser licenciado en literatura como Su amigo intimo José Napoleón Oropeza, no deberían entrar en el mundo del arte con disparates como “cien años de soledad” o sus “doce cuentos peregrinos” y Jaime Bayly –al no tener una sólida formación académica en artes- debería devolver el premio Herralde de novela por su obra “la noche es virgen” premio que por cierto fue decidido por unanimidad. La misma suerte debe correr la grabación de Simón Díaz con la Orquesta Sinfónica de Carabobo, pues al no tener el maestro una “sólida formación académica” imagino que la obra “Todo este campo es mío” cuya riqueza armónica y melódica marcan un hito en la coloratura musical del siglo XX no pueden llamarse arte. Creo que está clara mi idea, pero por mórbida curiosidad, me gustaría saber si –según Alfredo- los “disparates” de Sobeida la muñequera, Vicente Emilio Sojo y el “Indio” Figueredo no son obras de arte, en el entendido que los tres fueron autodidactas y no tuvieron una “sólida formación académica”.

Además de este descabellado argumento de Alfredo, el Gobernador Enrique Fernando VII, decide hacer cambios en el tren ejecutivo, saca a Cora Páez de Topel y pone como secretario de cultura a una persona que conozco como profesional y como compañero de trabajo: Alejandro Conejero. Hijo de la ilustre dama doña Elisa Lombarte de Conejero, una persona, que fue benefactora de varios artistas en algún momento –entre ellos yo- pues señora Elisa protegió en gran medida a los artistas que laborábamos en el Colegio Sagrado Corazón, y, entre otras cosas, nos resguardó de su hijo, quien en una reunión dijo que se estaba gastando mucha plata en las clases de arte. Estas clases eran: Coral que la llevaba Hugo Jiménez, Teatro, que lo llevaba Guillermo Vizcaya, Estudiantina que la llevaba Alba guerrero, Folclore que lo llevaba “Uña de plata” el maestro Cheo Campos y Coral infantil que la llevaba quien escribe (los que están vinculados al mundo cultural, saben de qué nivel de equipo de trabajo estamos hablando). En ese momento doña Elisa defendió que los maestros de arte estuviéramos homologados con los salarios del resto de los educadores del plantel, opinión que su hijo rechazaba pues consideraba que maestros como Cheo campos, no eran iguales a un licenciado. En esa reunión, doña Elisa dijo: Hijo, tu no entiendes lo que es la cultura. Ese año, la señora Lombarte, impuso casi a la fuerza su criterio y nos homologó en contra de la voluntad de su hijo: ALEJANDRO CONEJERO actual Secretario de Cultura del Gobierno de Carabobo. 

Esto que relato, lo hago en los términos de la más profunda sinceridad, y digo responsablemente: Alejandro Conejero es la muestra fehaciente de que “El ser social determina la conciencia” muy por encima del asunto genético, porque vaya que hay abismales, faraónicas e irreductibles diferencias entre doña Elisa Lombarte y su hijo el recién nombrado Secretario de Cultura. Aunque ambos sean abiertamente opositores a la ideología política que profeso.

Salas Römer se haya solo y desesperado en materia cultural –y en muchas otras-  y, a pesar de contar con la Universidad de Carabobo, con Alfredo Fermín y con Bugallo, no tiene orientación clara y anda como “bachaco sin antena” tropezando en todos lados. 

Hay escuálidos serios, que tienen una idea del respeto hacia los trabajadores, hubiese resultado ligeramente más acertado poner al propio Bugallo de secretario, a Aura Marina que milita en su partido o no sé, cualquier otro opositor serio que por lo menos reconozca que un artista es un trabajador.

Me imagino que Alfredo Fermín elevará su voz de protesta ante la falta de preparación académica –en lo artístico- de Alejandro, lo cierto es que en materia artístico- cultural, están como “bachaco sin antena”.

Atentamente,

 

Marcos Meléndez

Licenciadoeneducacionmusicalconunasolidaformacionacademicaenmateriaartística.

(FRAPOM 2011)