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FRAPOM (Frente Revolucionario Artístico Patria o Muerte)

Gran espectáculo inspirado en Cristóbal Ruiz estrena Performance Dada en el Teatro Municipal

Gran espectáculo inspirado en Cristóbal Ruiz  estrena Performance Dada en el Teatro Municipal

“La metáfora de Cristóbal” fusiona Danza, Música en Vivo, Performance y Arte Multimedia

“La metáfora de Cristóbal”, un gran espectáculo multidisciplinario desarrollado por la agrupación Performance Dada en homenaje al genial pintor Cristóbal Ruiz, será presentado los domingos  30 de octubre y 06 de noviembre a las once de la mañana en el Teatro Municipal de Valencia con entrada gratuita, en lo que significará el retorno a los escenarios de una de las agrupaciones más controversiales y vanguardistas de la capital carabobeña.

La información fue suministrada por Carlos Tovar y Ulises Contreras, autor y director respectivamente de la pieza que representa un sentido tributo al pintor nacido en la población de La Luna en Urama y que inspiró a muchos artistas de diferentes disciplinas por su honestidad, su repudio a la academia y su entrega como artista de la calle, por lo que su nombre ha sido colocado en espacios culturales y objeto de reconocimientos, no por las élites, sino por los mismos artistas.

Dicha presentación, que incluirá una exposición con piezas del pintor en la sala Mary Schwarzenberg, cuenta con el apoyo de la Fundación Teatro Municipal, Fundacultura Valencia, Gabinete de Cultura, Ministerio del Poder Popular para la Cultura, Bloque Cultural Zona de Descarga, Performance Danza Rota, Tknela Teatro, FRAPOM, Diario La Calle y el Grupo Conservacionista Tabaré, entre otros.

La nueva pieza reunirá a los fundadores e integrantes más recientes, como Ulises Contreras, Rafael Reyes, Edgar Tallet, Miguel Baloa, Rafael Pineda, Victor Perez, Renny Sánchez y Carlos Tovar, quien será el encargado de dar vida a Cristóbal Ruiz; acompañados de las bailarinas Gabriela Moreno, Yacanna Martinez y Anarosa Bocanegra con la participación Especial de la niña Frida Contreras, y con la música creada e interpretada en vivo por Denis Miraldo, Mishi Moshi y Ezio Tribuiani.

Cristóbal Ruiz, artista de la calle

inspiración y orgullo de Carabobo 

Cristobal Ruiz, nació en el sector La Luna, Parroquia Urama del Municipio Mora, el 6 de febrero de 1950. En 1969 viaja a Londres, becado por la Biblioteca Nacional, para estudiar Diseño Industrial. Estudió en la Escuela de Artes Plásticas "Cristóbal Rojas’ (Caracas 1975-1978) y en la "Arturo Michelena" (Valencia 1978-1980).

Entre sus exposiciones destacan,  Galería El Circulo (individual. Caracas 1975), Galería Ángel Boscán (co lectiva UCV, 1976), Central Unitaria de Trabajadores (individual CUTEC, Valencia 1977), Asociación de los Derechos Humanos (individual. Valencia 1981), Casa Hogar Discípulos de Cristo (individual Valencia 1990), Sala de Extensión Pedagógica (UC, Faces, individual 1991), Decana to Faces 1993.

Cristóbal ejerció oficios dispares mientras procuraba una vía de expresión que le permitiera ganar un lugar en este mundo: conuquero, monaguillo, bailarín y performer de botiquín, officeboy, hasta que se empapa del ambiente político y cultural caraqueño de finales de los sesenta, lo cual le conduciría a la pintura de la mano de Diego Barboza y, luego, dos años mediante en la escuela de arte de su tocayo Cristóbal Rojas. La pobreza le impidió consolidar estudios escolares, sólo que no se perdió su espíritu libertario en los largos pasillos y estériles recovecos de las academias.

Cristóbal Ruiz vivió para pintar y era un perenne paradigma, que sacudió y metió miedo. Cristóbal Ruiz es un orgullo de los Uramenses y Moroneses quienes encuentran en este artista un estímulo y modelo de superación espiritual. 

Construcción de reinos mentales

en una filosofía y disciplina ritual 

Figuras desnudas, disecadas, inquietantes. Poses grotescas, espíritu de lo irrazonable. Regresa infectado de los gritos demoníacos de un Artaud que despierta como Lázaro de la mano del Performance Dada, enigmática agrupación que se vale de las tinieblas, de los llantos de enanos mutilados, de las alcantarillas invadidas de seres de inframundos.

Performance Dada regresa para incomodar y romper con los doctorados del arte que sólo sirven para cuestionar la libertad creativa. La improvisación, el trance, el rito “es un estado de conocimiento que nos permite alcanzar la parte oscura de la luna a través del cuerpo”. Es una filosofía mental, pero sobre todo corporal.

Nace cuando un grupo de artistas intentaron romper con la tradición y crearon un estilo ligado al cuerpo que tenía que ver más con el espíritu, era danza, era teatro, era trance, era libertad de manifestar el no miedo a la realidad, era saber que un acto modifica el ahora creando una puerta nueva a un mundo paralelo. Para este montaje, los Dada han vuelto a contar con la colaboración de artistas e instituciones, como la Zona de Descarga y Tknela Teatro, con  quienes han establecido un peculiar método de trabajo, como si se tratase de una secta medieval de alquimistas de este siglo.

Con disciplina e investigación, construyen reinos mentales para que luego sean invadidos por nuestros yos internos. La influencia del surrealismo, el expresionismo alemán, la improvisación y  las lecturas de Vajtangov, Meyerhold y Jodorowsky convierten al Performance Dada en “arte de la oscuridad”, en un concepto ambiguo situado más cerca de la locura impregnada de una belleza suicida.

Origen escandaloso

Esta agrupación surgió en Valencia en 1984 bajo la dirección de Carlos Tovar, artista de vanguardia al que le bastaron 25 minutos de actuación para escandalizar a la audiencia y crear un nuevo estilo. Con su perro putrefacto, en escenas influenciadas por el teatro de la crueldad de Artaud, llevó a las tablas su obra Merde 1996, el tema tabú del fetichismo y lo grotesco. La sorpresa fue aún mayor cuando en mitad de la representación los creyentes crearon una atmósfera ceremonial donde se sentían ancestros tomando por asalto sus cuerpos, dando así la sensación de una posesión infernal y a la vez pura, mostrando la esencia del alma, la libertad de la mente, el trance puro de los primeros rituales.

El arte del cuerpo en estado elevado. Los creyentes iniciales fueron Ulises Contreras, Víctor Pérez, Rafael Reyes y Carlos Tovar. Después se integraron Vicente Ziritt, Edgar Tallet, Miguel Baloa y Rafael Pineda.

La escasa ayuda de los gobiernos de turno y el poco apoyo a este arte lograron ir apagando esta manifestación espiritual, tirarla en la fosa del olvido, castigada por la sociedad moralizante y más tarde mirada con sospecha y sometida al escrutinio de la censura. Sin vestuario, sin dinero, sin nada.

No hay estilo ni reglas ni creación fijas, no hay libretos, sólo la libertad de robar imágenes del subconsciente y traerlas a la realidad. La nada se cansó de ser la nada y comenzó a soñar.

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